La hora en la mente
Me gustan los cambios de horario. Los estoy empezando a disfrutar. Recién estaba viendo un episodio de Lost. Lo empecé a ver a eso de las once y media. Cuando terminó, eran las once y cuarto. Increíble, ¿no? Todavía tengo tiempo de ver un par de episodios más.
Así funcionó mi mente en ese momento. Sin el cambio de horario, las doce y cuarto es un buen horario para irse a dormir, sobre todo si uno trabaja al día siguiente. Pero el cambio de horario engaña a la mente. El cielo se vuelve más claro. Uno se siente más despierto. Incluso la televisón empieza a repetir programas de hace una hora.
Así funcionó mi mente en ese momento. Sin el cambio de horario, las doce y cuarto es un buen horario para irse a dormir, sobre todo si uno trabaja al día siguiente. Pero el cambio de horario engaña a la mente. El cielo se vuelve más claro. Uno se siente más despierto. Incluso la televisón empieza a repetir programas de hace una hora.
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