
Quien por la noche haya caminado entre el pabellón II y el I de Ciudad Universitaria puede dar crédito del siguiente espectáculo. Una calle, de no más de 2 metros y medio de ancho, comunica los dos edificios. En los pastizales, perros callejeros juegan entre ellos y miran a las personas que pasan por ahí... Siempre y cuando no pase un auto. Porque cuando pasa un auto, enseguida la jauría se apelotona en medio de la calle, prácticamente sin dejar pasar al móvil, que debe reducir se velocidad notablemente, y le ladran a coro. Lo hacen de frente, sin miedo, y van siendo empujados de a poco, sin ser tocados, por el vehículo que avanza. Hasta que llegan al final de la calle, momento en el cual la diversión termina para ellos. Pero unos segundos, no más, porque ya se distingue a lo lejos las luces de un nuevo auto, y ellos se largan a correr tras el, para frenarlo, obligarlo a ceder, y ladrar terríblemente.
Y no se cansan, siguen toda la noche. Vayan a verlos.
4 Comentarios:
Lo único que demuestra esta historia, es la estupidez de los perros. Deberían ser cazados y llevados a un bosque donde se desarrollara una lucha a vida o muerte en la que solo los más aptos sobrevivirian. Estos serían declarados guardianes de la humanidad y nos defenderían en caso de un ataque alienígena.
Gabo
Disiento con el comentario de Gabo. Creo que los perros en realidad se han dado cuenta de la estupidez de quienes van EN esos autos y sólo los quieren concientizar.
Pasa que no somos lo suficientemente inteligentes como para entender el complejo idioma canino.
¿Por qué razón Ling siempre acota boludeces?
Ay, perdón.
Hace mucho que no escribís, PILAS.
Está bien, Glamorocksa, bajaré mis acotaciones a un nivel que entiendas: ¿la razón? para que pregunten los tarados.
*Ay, perdón*.
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