Lo difícil de conseguir un lugar en París
 París es una ciudad tan linda y con tantos turistas visitándola todo el tiempo que uno piensa que es difícil conseguir un lugar para vivir allá. Y es así, pero no por esa razón.Dentro de una semana me voy a París por tres meses. Ganas de cambiar un poco de aire, hablar francés, conocer otra cultura. Estoy buscando un departamento para compartir con alguien. Hay varias páginas en internet donde la gente se registra y publica anuncios de búsqueda, tanto si tenés un departamento y querés compartirlo con alguien como si no tenés uno y estás buscando compañía. Y la situación para un hombre está muy complicada. La gran mayoría de los anuncios, diría un %95, cae en una de estas categorías:
- Mujeres que buscan mujeres
 - Hombres heterosexuales que buscan mujeres heterosexuales
 - Hombres homosexuales que buscan hombres homosexuales
 - Hombres bisexuales que buscan hombres (sin importar su orientación sexual)
 - Hombres que no indicaron su orientación sexual que buscan hombres (sin importar su orientación sexual)
 
Van a tener que perdonarme, pero no me animo a mandarles un mensaje a los hombres de los puntos cuarto y quinto. ¡Sobre todo los del quinto punto no merecen un mensaje de nadie! ¿No indicar mi orientación sexual, buscar hombres y pretender ser heterosexual y que, ups, no le presté atención a ese campo que había que completar en la registración? No lo creo...
Espero encontrar algo pronto o de lo contrario me veré obligado a cambiar de aire, sí, pero de otro modo...
 Tengo hiposmia: disminución del olfato. No huelo las cosas como las huelen las demás. Siento menos. Me di cuenta de esto hace poco. ¿Cómo darme cuenta? Tener poco olfato no repercute demasiado en la vida de uno. Pueden compararlo con ver los colores como otros colores. Ver el rojo como azul. Ver el azul como verde. Uno puede vivir la vida así y morir sin jamás enterarse que vio los colores cambiados. Lo mismo me pasó con mi sentido del olfato hasta que un día lleve quesos bastante fuertes de Francia a mi lugar de trabajo y sólo yo era el único que podía soportar su (apenas perceptible para mí) olor.
