viernes, abril 07, 2006

El hombre del banquito

De nuevo en el colectivo, estaba sentado en el asiento del medio de los cinco banquitos que se encuentran al fondo, donde ni las viejas ni las embarazadas nos pueden robar nuestro asiento.

Un señor se sube con un balde, al parecer de pintura, de color blanco. Nunca supe si el barril estaba lleno o vacío, ni porqué subió con él, siendo cerca de las nueve de la noche. Pide permiso, pasa entre la gente, llega al final, apoya el balde en el piso y se sienta. Y listo, se inventó un asiento más en el colectivo.

Eso es calidad. Calidad no es sentarse en el "apoya-pies" de los asientos del final, ni tampoco es sentarse en el bulto que se forma por culpa de las ruedas. Calidad es llevar el asiento a todos lados. Me lo imagino en la parada, también sobre su banquito, esperando el bondi.

¿Le dará alguna otra utilidad al balde? Quiero decir, no por llevar una vez un balde de un lugar a otro, a alguien se le ocurre usarlo como banquito. Noten que, además, se fue hasta el fondo para no molestar a quien quiera pasar por el medio, por lo tanto no era la primera vez que lo hacía.

Cuando sea grande, quiero ser el hombre del baldecito.