sábado, octubre 30, 2010

Ejercicio por vida

Llegó el día. Fue hace un mes, más o menos. Decidí sentirme bien de una vez por todas. Tengo que hacer ejercicio, mover el cuerpo. Y así empecé a ir al gimnasio.

No soportaba más tener dolor de cuello o de cintura cada tanto. Veía a gente anciana moviendose lentamente, teniendo problemas para subir escaleras o subirse al colectivo, y no quería que mi futuro fuera igual.

Hace unos años había empezado a ir al gimnasio. Lo usual: pesas, musculación, abdominales. Terminé dejando porque era muy aburrido y repetitivo. Y no tenía manera de medir mi progreso: cómo, el tamaño de mis músculos? Y realmente no me sentía mucho mejor al salir del salón. Siempre fui muy flaco y supongo que en ese momento quería tener más músculos o más peso. Ahora decidí ir al gimnasio por otra razón: sentirme bien y tener una sensación de progreso al hacerlo. Entonces ahora hago estiramiento (también conocido como stretching, en inglés), pilates y un poco de natación. No creo que vaya a sacar muchos músculos, pero sí me siento totalmente distinto a como era hace un mes. Ya no estoy contracturado, puedo doblar mi cuerpo y alcanzar una lejanía mayor, tengo una mejor postura y un mejor ánimo. Mi cuerpo se ve bien? Realmente no lo sé y no me importa. Eso es para los demás, pero primero viene lo que pasa dentro de mí.

Estoy yendo todos los días, en lo posible, salvo los domingos. Quizás ese día voy a correr. Es que es importante mantener el cuerpo activo. Hace mucho, mucho tiempo, los hombres de la caverna hacían lo mismo, salían a cazar, quizás trepaban árboles, corrían, nadaban. Ahora, en cambio, paso seis horas o más dentro de una oficina, sentado. Compensar eso con tres horas por semana de gimnasio? No lo creo. El esfuerzo tiene que ser constante.

Ya me siento mejor pero no pienso dejar de ir. Primero, si dejo de hacer me voy a volver a sentir mal. Segundo, si sigo haciendo puedo notar más progreso al ver cómo mi cuerpo se vuelve más flexible y mi postura todavía mejora.

Así que les recomiendo tomar esta iniciativa en algún momento de su vida, y cuanto antes mejor. Todo el resto de las cosas (trabajo, estudio) deberían ser, en lo posible, menos importante que la salud de sus cuerpos. Y no sólo yendo al gimnasio, sino siendo activos en todo lo que hacen, como por ejemplo caminando en lugar de tomandose un colectivo, o bajandose unas paradas antes, o andar en bici, o subir escaleras en lugar de tomar el ascensor.